jueves, abril 26, 2007

Era la noche del 24 al 25 de abril. Estaba escuchando la radio, como todas las noches, y una música inesperada me sorprendió. No podía creerlo. Había escuchado la canción en las calles, en los bares, pero esto era increíble. Subí el volumen por si me equivocaba y supe que algo estaba ocurriendo. Grândola, vila morena sonaba en la radio.

Primero pensé, no quiero engañarles, que el locutor se había vuelto loco. Cómo, si no, atreverse a dar antena a un himno revolucionario justo ahora, cuando más apretaba la Policía de Defensa del Estado. Pero desde la ventana oí los motores, demasiado fuertes para ser coches, y revuelo que llegaba desde todo el barrio. Salí a la calle después de la canción, mientras una voz marcial ordenaba a los ciudadanos - ciudadanos, decía- quedarse en sus casas.

Ya todo el barrio estaba ocupando las aceras, la carretera, y la gente repartía abrazos y cantaba. Y todo el mundo sacó algo que sirviera para celebrar. Zeca el estudiante sacó su guitarra, María la tendera sacó vino, y yo saqué del pecho toda la alegría que llevaba tantos años guardando ahí, escondida como un huido, y canté. Canté, en voz alta y sin miedo a que oyesen los vecinos, aquellos versos que hablaban de tener en cada esquina un amigo. Canté, a todo aire, Grândola, vila morena.

Amanecía el 25 de abril. Todas las calles estaban llenas como en día de fiesta grande. No sé si por la emoción, o por nervios alegres, o por lo que decía la canción, pero todos nos sentíamos amigos. Nos saludábamos todos sin conocernos, nos dábamos abrazos, palmadas en la espalda, besos porque sí. Y aplausos, muchos aplausos, cuando aparecía por alguna esquina un carro militar. Y los soldados nos pedían paso y sonreían, y nos saludaban así, emocionados, como con prisa de noche de bodas.


Cuando abrió el primer puesto de flores, todos tuvimos la misma idea. Era abril, y en abril son más baratos los claveles. Claveles en cada mano, claveles en cada calle, toda la ciudad se llenó de pétalos rojos. Porque es lindo cerrar el puño y agarrar una flor. Porque la vida era como día de fiesta grande. Porque después de muchos años la libertad llegaba a Portugal, y todos queríamos que nos encontrase con flores en las manos.




3 comentarios:

Alba dijo...

Menos mal, Capitán, que nos da por actualizar;)
Lindo texto. Tenemos que buscar la versión de la canción que hizo Paco Ibáñez hace un par de días, fue increíble...

Julia dijo...

Si, que lindo, coincido con Alba :)

P dijo...

Tinha 4 anos mas ainda subsiste na minha memória a alegria dos meus pais e avós. Saboreamos hoje os frutos desse dia.
Obrigado por este texto.