Un policía estaba haciendo su ronda. En un puente, al otro lado de la barandilla, había una mujer.
-Señora -dijo el policía- ¿Qué está haciendo?
-Verá, -respondió ella- es que quiero volar.
El policía se quedó pensando un momento y luego dijo
-Perfecto. Muéstreme el permiso.
-¿El permiso?¿Qué permiso?
-El permiso de vuelo, claro -la mujer se quedó en silencio-. ¿No tiene?
-No. No sabía que hiciera falta.
-En ese caso no puedo permitirle volar. En serio, si lo hace tendré que multarla. Pero tiene solución.
-¿Ah, sí? ¿Cuál?
-Verá -dijo el policía, sacando su libreta-. Tengo un amigo que expide permisos de vuelo. Ha tenido usted suerte.
El policía escribe en la libreta, arranca la hoja y se la extiende. La mujer cruza la barandilla y recoge la nota.
-¿Y qué hago? -pregunta, mirando la dirección.
-Acuda mañana a primera hora y dígale a mi amigo que yo la he enviado. Así podrá saltarse los trámites.
-Buenos días. He venido por el permiso de vuelo- dice la mujer, entrando en una sala de paredes blancas.
- Adelante-dice el funcionario-. ¿Viene de parte de mi amigo el policía?
- Sí. Es un hombre muy amable.
- Es cierto. Bueno, creo que tengo un hueco para usted los jueves a las cinco de la tarde.
- ¿Cómo? No, no me ha entendido. Sólo quiero el permiso de vuelo.
- Lo sé. Pero entienda, señora, que esa licencia no se da así por las buenas. Empiece a venir este jueves y en poco tiempo tendrá el permiso.
Y así el policía y su amigo psiquiatra consiguieron que la mujer se quedara, si no en el lado de los cuerdos, al menos sí en el de los vivos.
-Señora -dijo el policía- ¿Qué está haciendo?
-Verá, -respondió ella- es que quiero volar.
El policía se quedó pensando un momento y luego dijo
-Perfecto. Muéstreme el permiso.
-¿El permiso?¿Qué permiso?
-El permiso de vuelo, claro -la mujer se quedó en silencio-. ¿No tiene?
-No. No sabía que hiciera falta.
-En ese caso no puedo permitirle volar. En serio, si lo hace tendré que multarla. Pero tiene solución.
-¿Ah, sí? ¿Cuál?
-Verá -dijo el policía, sacando su libreta-. Tengo un amigo que expide permisos de vuelo. Ha tenido usted suerte.
El policía escribe en la libreta, arranca la hoja y se la extiende. La mujer cruza la barandilla y recoge la nota.
-¿Y qué hago? -pregunta, mirando la dirección.
-Acuda mañana a primera hora y dígale a mi amigo que yo la he enviado. Así podrá saltarse los trámites.
-Buenos días. He venido por el permiso de vuelo- dice la mujer, entrando en una sala de paredes blancas.
- Adelante-dice el funcionario-. ¿Viene de parte de mi amigo el policía?
- Sí. Es un hombre muy amable.
- Es cierto. Bueno, creo que tengo un hueco para usted los jueves a las cinco de la tarde.
- ¿Cómo? No, no me ha entendido. Sólo quiero el permiso de vuelo.
- Lo sé. Pero entienda, señora, que esa licencia no se da así por las buenas. Empiece a venir este jueves y en poco tiempo tendrá el permiso.
Y así el policía y su amigo psiquiatra consiguieron que la mujer se quedara, si no en el lado de los cuerdos, al menos sí en el de los vivos.
3 comentarios:
Bueno, tardamos en colgarlo pero mereció la pena, niño, es una historia bien linda :)
Qué bien encontrar palabras que se encuentran entre ellas así de bien.
A los habitantes de la casa junto a al playa nos encanta. :)
Me ha encantado. Es original y bonita =)
Soy una chica que estuvo en la Lectura en institutos II, en el instituto imaginario IES La corredoria :P
Te invito a pasarte por mi blog.
Un beso.
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